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La Banda del Golden Cross

  • Lara Osolinski.
  • 9 jul 2016
  • 5 Min. de lectura

La Banda del Golden Cross surgió, ya que hace unos años el único lugar para que las chicas cross pudieran juntarse era en Crossdressing Bs As. Su dueña Claudia organizaba unas reuniones after office donde las chicas pasaban un rato conociéndose y compartiendo experiencias e inquietudes.

Con el tiempo surgió la primera inquietud: dónde ir a bailar. La mayoría de los boliches pertenecían al circuito gay y no sabían si iban a ser aceptadas en esos lugares. Elizabeth Hers y Jean Marlen Eclairs acompañadas de algunas otras chicas empezaron a recorrer la noche porteña y así fueron descubriendo los lugares donde eran bien recibidas. Jeane propuso hacer una lista de correo para invitar a las demás chicas a la movida. En este momento cibernético es donde se Suma Mirna Ladyrouge. Faltaba un nombre para el grupo y en manos de Jeane surgió “La Banda del Golden Cross”, en alusión a la telenovela La banda del Golden Rocket, donde un grupo de amigos vivían aventuras y situaciones alrededor de un hermoso auto antiguo, un objeto de culto. Algo soñado por todos sus integrantes, algo que les despertaba pasiones.

El objetivo del grupo es ayudar a las chicas crossdresser a salir del closet, brindándoles la posibilidad de ir a un sito seguro, donde estén cómodas, donde puedan disponer de un lugar donde cambiarse y dejar sus cosas, y fundamentalmente, un sitio donde puedan disfrutar ese momento de femineidad en público sin riesgos. Las primeras salidas fueron a un disco llamada Cero Consecuencia que estaba por el barrio de Palermo. Allí concurrieron muchas veces, muchas chicas hicieron su debut ahí mismo y por cuestiones ajenas a su alcance, un día “Cero” cerró sus puertas. Estaban de nuevo en el comienzo. Fue allí que surgió la posibilidad de ir a la disco Amerika. Elizabeth había conseguido armar una lista de invitados con descuentos especiales e incluso la obtención de una credencial para acceder en otros días, también con descuentos. La única contra era que allí se dificultaba la posibilidad de cambiarse, excepto en los baños, pero debía ser temprano antes que se produjera el ingreso masivo de gente.

Pese a eso muchas se aventuraron a ir buscando las alternativas de donde cambiarse, sea en la casa de alguna amiga, en los mismos baños o incluso, mas de una, lo hizo en su propio auto. El ambiente allí adentro es de lo más variado que se les pueda imaginar, y las vivencias que tuvieron fueron increíbles. Sobre todo las de aquellas que se animaron al famoso túnel de Amerika.

Pero seguía faltando algo: la comodidad de sentarse a charlar, de intercambiar experiencias, de conocer a las otras personas. En parte se complementaba con la salida, luego del boliche a otro sitio que les despertó curiosidades a más de una de las chicas: los famosos desayunos en la YPF, ubicada a pocas cuadras de Amerika. Era el destino predilecto para muchas, donde allí sí, lejos del ruido y el bullicio de la disco, se podía hablar, contar experiencias y aprender de boca de alguien semejante, cosas nuevas.

Pero como en todo en esta vida, siempre una desea un poquito más,y justamente, las más veteranas, deseaban ir a un sitio donde, desde el arranque de la noche estuvieran cómodas. De la mano de una de las chicas apareció la alternativa de ir a unas fiestas muy especiales, unas fiestas muy divertidas y freaks de la noche porteña: las Fiestas de Namunkura. En estas fiestas se podía encontrar todo tipo de personajes que se unían para divertirse, gente de la movida dark, góticos, drag queen, gay, hetero, flogger y cuanta otra cultura existe en la Buenos Aires nocturna.

Durante cierto tiempo, muchas asistieron a ellas e hicieron grandes amistades. Para esa época, Mirna ya estaba sola en la organización de las reuniones. Elizabeth estaba con problemas personales y laborales que le impedían dedicarse, y Jeane tomó otro camino. Otras chicas colaboraban eventualmente pero siempre fue muy difícil lograr el compromiso con la situación de organizar, buscar lugares, ir a verlos, invitar y sobre todo, estar. Fue así que gracias a la situación laboral autónoma de Mirna, pudo cargarse al hombro, cual cartera Louis Vuiton, la organización. Y con ayuda consiguieron otro sito: Casa Brandon.

Éste lugar, originalmente un bar y centro cultural orientado a chicas gay, luego devenido en un multiespacio cultural de la comunidad lgbt, les abrió sus puertas con total franqueza y brindándoles todas las comodidades disponibles. Allí sí podían sentarse a charlar, tomar o comer algo, escuchar música o ver algún show, y las que lo necesitaban, podían cambiarse en el baño o en un cuartito a su disposición. Fueron muchas las reuniones que se organizaron allí y muchísima gente la que asistió, como así también muchas también, las que hicieron su tímido debut fuera del closet. Por cuestiones que no vienen al caso, la posibilidad de seguir asistiendo a Casa Brandon se fue coartando, no se lograba integrar su comunidad con los objetivos del local, y de a poco fue surgiendo la idea de tener que buscar otro sitio. Allá por marzo de 2012, a través del facebook, Mirna se contactó con una persona dedicada al transformismo, y descubrió que disponía de un local para eventos, shows y bar. Al ver las fotos le gustó, y ahí mismo se contactó para ir a verlo. El lugar en cuestión era Logia G, un multiespacio manejado por una persona que supo comprender sus necesidades: Gustavo o Mery Yuyito, su nombre artístico, dueño del local.

El día que lo visitó por primera vez, quedó absolutamente maravillada por el sitio y más aún por la calidez con que fue recibida. Ahí mismo le propuso organizar las reuniones mensuales, ya ampliamente conocidas como La Noche Cross, todos los tercer viernes de cada mes, como venían haciéndolo desde hacía ya varios años. La respuesta no se hizo esperar. Las recibieron con los brazos abiertos y a su disposición todas las comodidades del lugar, sobre todo el maravilloso camarín con espejos para cambiarse y algo que a más de una les despertó inquietudes: el escenario.

Después surgió asistir a Inside, frente a la mismísima Logia G, que lamentablemente debió cerrar sus puertas a fines del año 2012. Allí estuvieron casi 2 años, hasta que también desafortunadamente cerraron sus puertas. Luego concurrieron a un bar llamado Baden Powell, en San Telmo, chiquito pero muy acogedor.

Le siguió Manhattan Bar, en la zona de Constitución. Y luego volvieron al barrio de San Telmo, para disfrutar de la calidez de Rosa de los Vientos, Bar y Resto, durante todo el año 2015. El año 2016 las encontró con un nuevo sitio, de una estética muy bien lograda y con un ambiente impecable: Jungle Bar.

Y así fue que surgió La Banda del Golden Cross.

Mirna Ladyrouge Buenos Aires – Argentina.

(Nota tomada de La Banda del Golden Cross, hecha por Mirna Ladyrouge el 1/07/16).


 
 
 

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